sábado, 12 de enero de 2013

ARTICULOS DE PLATA

Artículos de Plata. 

Contrastes y punzones

La práctica del contraste se introdujo por primera vez en Inglaterra, en torno al año 1300, como método legal para controlar la pureza de la plata y proteger al público de alteraciones y falsificaciones.
Consiste en una serie de signos que se estampan en todos los artículos que se van a vender en territorio británico una vez han sido comprobados. Los fabricantes que deseen comerciar con este tipo de piezas deben registrarse en una oficina de ensayo, que les proporciona un punzón personal con el que grabar sus iniciales o las de su empresa.
El contraste está formado por cuatro sellos: la marca del fabricante, la de ley, la ciudad de la oficina ensayadora y la letra correspondiente a la fecha.
En ocasiones especiales se han añadido otras marcas a los contrastes habituales. Desde 1784 a 1890 (en Dublín desde 1807) se debía incluir un sello con la cabeza del soberano para mostrar que se había pagado un impuesto, que recaudaba la oficina de ensayo en virtud del peso del artículo. Esta marca corresponde a las cabezas de los monarcas Jorge III, Jorge IV, Guillermo IV y Victoria y aparece en las fechas correspondientes.
Además, hay otros dos punzones acuñados, de forma voluntaria, por la oficina de ensayo (los bustos de Jorge V y la reina María y el de Isabel II) para conmemorar el 25 aniversario de los monarcas, y la coronacíón y la misma efemérides de la segunda.
Igualmente, debido a que la Ley de Aduanas Inglesas de 1842 prohibía importar objetos de plata al territorio británico a menos que hubieran sido ensayados en alguna oficina inglesa, en 1867 se crea la marca extranjera F como un agregado de todos los sellos de contrastes. Con posterioridad a 1904, este sello fue sustituido por un símbolo que denotaba el valor decimal del tipo empleado.
El punzón garantiza que el fabricante cumple con la pureza establecida, ya que, en caso contrario, la oficina tiene potestad para fundir la pieza o marcarla con una ley menor. La plata es un metal blando, de color blanco y maleabilidad y ductilidad sólo inferior al oro.
 
Existen dos tipos:
- La plata de ley, que contiene un 92,5% de plata pura y un 7,5% de cobre. Desde los inicios del contraste, se marca con la cabeza de un leopardo, que aparece con corona a partir del año 1478. Ya en 1544 se introduce el león pasante y desde 1820 éste se muestra sin corona.
- La plata Britania, cuyos porcentajes son 95,8% de plata pura y 4,16% de cobre, se emplea por primera vez en 1697 para sustituir a la esterlina e impedir a los plateros de la época que fundiesen las monedas del reino, ya que la materia prima escaseaba. Desde entonces, y hasta 1720, fue el estándar más alto de plata en el Reino Unido y se identificaba por el sello Britannia y la cabeza de un león de perfil, que relegaron a los contrastes de la ciudad y de ley. Éstos reaparecen en 1720 y el sello Britania pasa a usarse para marcar la plata de alta calidad, más blanda que la de 925 milésimas y frecuente en el esmaltado. Los plateros de la época la identificaban grabando las iniciales de las primeras dos letras de su apellido, mientras que en la de ley empleaban las iniciales del nombre de pila y el apellido.
Una vez determinado el sello de ley, hay que analizar el punzón de ciudad, que varía según la oficina de control del lugar de origen aunque, en ocasiones, la marca londinense, una cabeza de leopardo, se aplicaba también en las provincias. Otros símbolos son el ancla de Birmingham, el escudo de Chester, el arpa coronada de Dublín o el cardo de Edimburgo.
En cuanto a la letra de fecha, aparece en Londres a partir de 1478 y se extiende progresivamente a otras zonas del país. Indica el año de producción y es única de un año a otro y de una oficina de control a otra. Suele seguir el orden alfabético y enmarcarse en un escudo. Las letras van de la A a la U, omitiendo la J. Se emplea un tipo de caligrafía distinta para cada año o ciclo de alfabeto completo.
En una época había oficinas de ensayo en todo el Reino Unido y cada una iniciaba el ciclo de letras en fechas distintas, de manera que era necesario saber dónde estaba estampada antes de identificar la fecha. A partir de 1975, el proceso se simplificó y todas las oficinas emplean la misma letra. Si se conoce la fecha y la oficina ensayadora es posible hasta localizar al funcionario responsable de la prueba.
El contraste del platero se aplica desde 1363. Anteriormente, aparecían signos o símbolos que continuaron hasta finales del siglo XVII, cuando se combinaron las iniciales con los símbolos y éstos últimos dejaron de usarse durante los siguientes cien años. Existen muchos diseñadores y fabricantes que han logrado hacerse un nombre en el mundo de la platería inglesa como Hester Bateman, John Bridge, Paul Crespin, Paul de Lamerie o Robert Garrard.
El sistema de marcar las piezas es el mecanismo más seguro de control de calidad, ya que demuestra el origen de cada pieza, identifica a su artesano, nos sitúa en el año de fabricación y garantiza el contenido y pureza del metal.
Sin embargo, muchos países no siguen esta norma. Hay naciones sin regulación legal específica o lugares donde se aplican patrones más laxos o menos exhaustivos. Por ejemplo, Estados Unidos no obligaba a marcar los artículos de plata y los plateros sólo grababan las iniciales, sin dejar registro de fechas o aleaciones. Tampoco en muchos países iberoamericanos existía un organismo regulador y todo se fiaba a la ética del fabricante.
En Europa, la legislación difiere según las naciones. En España, el único equiparable al Reino Unido en variedad de marcas, número de localidades donde se acuñó plata, empleo de firmas personales de plateros y uso temprano del marcado, podríamos hablar de tres tipos de contrastes.
El oficial identifica la naturaleza de la pieza y fija que se ajusta a ley, aunque la pureza de la plata ha variado a lo largo de los años. En la actualidad, la ley oscila entre las 800 y las 999 milésimas, siendo el valor más habitual el de 925, y se ha de consignar con el número dentro de un rectángulo junto con la sigla del laboratorio, que cambia según la comunidad autónoma.
Su forma va desde una estrella, un recuadro con los dígitos 900 ó 925, un escudo con el número 800, el contraste personal del marcador u otros caracteres más antiguos. Anteriormente, desde el año 1805, los valores establecidos por ley eran de 916 y 750 milésimas y se denominaban plata de primera, para objetos grandes y cubertería, y de segunda para artículos menudos.
El segundo, que no siempre se muestra, hace referencia al lugar geográfico, ya que cada provincia tiene su marca, y, algunas veces, se acompaña de la fecha. Hay desde torreones, toros, acueductos, banderas o símbolos hasta árboles, barcos, leones o letras.
La última de las marcas señala al orfebre o fabricante que produce la pieza. Hoy en día es de carácter obligatorio y suele consistir en la inicial de su nombre, seguida del apellido, que, en ocasiones, aparece junto a un logotipo personalizado.
En otros países europeos la mayoría de artículos de plata contrastados muestran el punzonado oficial y, según el caso, el del fabricante o la ciudad de origen, aunque varía mucho según las épocas. Así, en Francia, uno de los países del mundo en los que más cuesta leer e interpretar los contrastes, se marca la plata de ley con un gallo, la cabeza de un jabalí, propia de París, o un rombo, mientras que en Austria se emplean mariposas, insectos o bustos de animales con un número dentro de un cartucho.
Por su parte, en Rusia uno de los signos más habituales es el perfil izquierdo de la cabeza de una mujer llevando una diadema y en Finlandia los plateros estampan una corona dentro de un corazón.
En el resto del mundo, la práctica es similar, pero es más frecuente encontrar únicamente el indicador de pureza en milésimas (800, 830, 900, 935…). Todo ello hace que sea mucho más complejo datar la pieza de plata y, a veces, sólo la experiencia y el instinto ayudan a fijar una fecha aproximada.
Las marcas no son colocadas al azar por los fabricantes y los lugares donde aparecen son importantes para determinar la originalidad del objeto. En el caso de la plata inglesa, las partes desmontables de los objetos, que van unidas por tornillos o pernos pasantes, también deben ir marcadas, aunque sólo con el sello oficial y el del fabricante, mientras que en el cuerpo principal tiene que aparecer siempre la línea completa de sellos.
Los punzones también sirven para descubrir alteraciones o modificaciones en los objetos originales como líneas incompletas de sellos, marcas falsas y menos contrastadas -realizadas con punzones metálicos en lugar de los auténticos de acero- o posiciones incorrectas de los punzones, que indican que han sido tomados de otro objeto.
Muchas utilidades para unos signos que quedan al alcance de nuestra lupa…

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